Se cae un edificio en Villa Urquiza y en los medios se recrea el cuento de la buena pipa. Que fueron los obreros. ¿Yo señor? Si señor. No señor, nosotros denunciamos las irregularidades en la obra, fueron los inspectores que no nos hicieron caso. ¿Yo señor? Si señor. No señor, nosotros fuimos y estaba cerrado. El responsable es Jefe de Gobierno ¿Yo señor? Si señor. No señor, la culpa es del ingeniero.
Tal es la vorágine de los hechos cuyo ritmo es marcado por los titulares de los noticieros que a 48 horas de ocurrido y cuando aun no se han podido hacer las pericias del caso, el Ministerio de Desarrollo Urbano suspendió por quince años al ingeniero a cargo de la obra, sin proceso, sin pruebas, sin defensa, pues es necesario ponerle un rostro a la tragedia.
Pero lo más grave de esta cacería de culpables es que se queda en la superficie, evita ahondarse y bucear en los detalles de las causas que podría haber coadyuvado a la producción del derrumbe. Tal vez porque eso lleva tiempo y la noticia no espera, tal vez porque las cosas terminen no siendo tan blanco y negro como se le quiere describir.
Se observa un esfuerzo en pintar un cuadro en donde todos hacemos las cosas bien hasta que un desaprensivo de las normas nos quiebra el cuadro, cuando la realidad es mas bien otra y si no se han producido otras tragedias es más una cuestión de suerte que de previsión.
Bárbaro, los obreros dicen que denunciaron las irregularidades, pero ¿por qué entonces no pararon la obra hasta que se subsanaran? Los inspectores dicen que fueron y la obra estaba cerrada y que las denuncias se referían a las tareas de demolición la cual ya estaba terminada, pero ¿por qué no pensaron que si hubo irregularidades en la demolición no las iba a ver en la obra? El ingeniero dice que hizo todo bien, pero ¿Tomó o no tomó en cuenta que el edificio lindero era una construcción de más de 70 años? El dueño del gimnasio declara como víctima pero ¿En qué condiciones estaba la estructura del edificio caído? Pues en los videos puede verse que se sacaron muros interiores para ampliar el espacio de la sala de musculación, amen que todas esas máquinas que se ven son bastante pesaditas y cargan la losa.
Así como se habla de este caso, se puede seguir con tantos acontecimientos que día a día nos sacuden y que son el emergente de una desidia generalizada fundada en el “no va a pasar nada”, hasta que al final pasa. Y mueren personas. Un hombre se cae un un pozo mal tapado y termina electrocutado, muere un motociclista atropellado por un colectivo, muere un niño ahogado en la pileta de un hotel sin medidas de seguridad, muere un bebe asesinado por un pibe que debería estar con prisión preventiva y así seguimos.
Y cuando pasa nos acude, nos agarramos la cabeza y decimos ¿pero cómo pudo ocurrir esto? cuando en realidad si no pasó antes fue por mera suerte. Entonces actuamos sobre las consecuencias, nos centramos en las causas inmediatas y punto, pasemos al tema que sigue.
Creo, y esto es una opinión personal, que cuando empecemos a tomar conciencia que nuestras acciones y omisiones generan consecuencias no solo para nosotros sino para los que nos rodean y que el principio rector de la vida en sociedad es "no dañar", la convivencia irá, poco a poco, mejorando.
Comparto sinceramente tu creencia. Lastima que el grueso del argento no...
ResponderEliminar