No tenemos que ir a un supermercado fantasma cuya ubicación solo conocen los encuestadores. Tampoco debemos falsificar una credencial del INDEK para que en la línea de cajas nos hagan un descuento “de amigos”. No, se trata de algo más simple.
Para salir de compra con el INDEK es necesario paciencia y persistencia, pues los productos no siempre están. En realidad, casi nunca. Se abastece a cada sucursal con la cantidad mínima posible y se agotan en cuestión de minutos. Y se entiende, pues el precio de venta al público es inferior al de costo.
¿Cuáles son esos productos? Ahí van algunos ejemplos:
Por ejemplo tenemos la manteca SanCor por 200 gramos a $ 4,75. ¿Cómo? Dirá usted, pero si yo la pagué a $ 7,50. Es que compró la versión con agregado de vitaminas A y E, un truco del fabricante para escapar del control de precios. De esa siempre va a encontrar, de la otra, ya es un poco más difícil. Lo raro es que no hay envases de 100 g. y de 500 g. de esta especie de producto “Premium”. En esas presentaciones sólo conseguirá la manteca común, a un costo por kg. notoriamente superior al producto medido por el INDEK.
Diferente ocurre con la leche. Sucede que las usinas lácteas allá por el 2008 agotaron el truco del agregado para “crear” un producto nuevo y en las góndolas sólo se encuentran aquéllas con “calcio agregado” o superiores.
Así que se recurrió a otra estrategia. Mastellone produce una marca especial de leche a bajo precio para cada cadena de supermercados: Estímulo (Disco), La Buena Medida (Carrefour), Molbo (Coto). Este producto está muy cuotificado y el resto del pedido se completa con las otras, si o si.
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¿Leche a $ 2,45 el litro? Como con el Santo Grial, es cuestión de buscarla. |
Con la carne la maniobra es otra. Antes estaban los cortes “acordados con el gobierno” que implicaba mantener el precio de los considerados más populares y dar vía libre al resto. Pero parece que este sistema dejó de funcionar pues en el sector de productos cárnicos económicos de Carrefour se encuentra la siguiente leyenda: “Precios y frigoríficos de origen definidos por el gobierno.”
No me quiero imaginar lo que será esa carne si el vendedor se ataja de esa manera. Igualmente, en los últimos tiempos esa parte de la góndola está vacía, a lo sumo se encuentran tres o cuatro bandejas de “Milanesas para Todos”.
Como se ve, el INDEK no "miente" (noooo), ni informa "precios" inexistentes. Simplemente el gobierno creó una canasta de productos y obligó a las empresas a comercializarlos a un precio notoriamente inferior al de mercado. Que sea una ficción o que casi no se puedan conseguir (ni que decir en los pueblos del interior) es un dato irrelevante, lo que importa es que figuren cuando pasa el encuestador a hacer el relevamiento.
En definitiva, si usted se queja por el aumento de precios, es de vago nomás. Plántese en el súper de su barrio y no se mueva hasta que consiga los productos medidos por el INDEK. Que deba dejar de trabajar para hacerlo es una cuestión menor cuando se pone en juego la sustentabilidad del modelo que supimos conseguir.